Un día cualquiera mi pequeña me pregunto porque todo el mundo decía que ser princesa era malo y me hizo reflexionar...
No soy la mamá de tacón y vestido, amo los tenis, lo jeans las cosas simples y eso no quiere decir que de niña no jugué con muñecas o no me maquille, solo es que con el tiempo decidi ser diferente y eso no me hace menos princesa.
Tengo claro que hablar de este tema genera mucha polémica, más cuando hoy en día estamos rodeadas de mamás que luchan día a día por evitar que sus chicas se sientan princesas y todo en pro de crear en ellas una fuerza mental que las haga menos vulnerables de lo que ellas mismas han sido por años, lo que en su medida esta bien.
Pero está claro que desde niña todas amamos ser vanidosas, coquetas, sutiles y tiernas eso es lo que nos hace especiales, o jamás usaste el maquillaje de tu mama, te probaste sus tacones y duraste horas peinando tus muñecas y creándoles atuendos especiales? yo lo hice cientos de veces y eso no me hizo débil así como jugar futbol hacer carreras de carros o jugar combate no me hizo guerrera,
El peor error que cometemos las mamás cuando tenemos chicas es creer que ser niñas normales las hará débiles, no se trata de que vean, sino de como tú como mamá se lo enseñas a interpretar, enseñar a tu hija el valor de la confianza en ella misma es lo que realmente lograra el resultado que estás buscando, enseñándole a enfrentar sus temores, a correr riesgos sin temor a fallar enseñándole que caer no es tan malo si te levantas enseguida y te sacudes para continuar caminando eso es lo que realmente vale.
No confundas la feminidad con la debilidad, no se trata de ser niña ruda e insensible se trata de aprender a actuar en cada situación de enfrentar tu vida con la fuerza de una guerrera y sutileza de princesa, de poder soñar como niña y explotar esta cualidad sin sentirte desprotegida, de entender que ser mujer va más allá de un tacón o un labial y ser fuerte va más allá de ser agresiva o ser niña mala.
Al fin de cuentas es hora de sentirnos orgullosas, somos mujeres rompamos los mitos que nuestras hijas sean libres de hacer con su infancia lo que ellas decidan, no lo que la sociedad quiera hacer con ellas.